lunes, 31 de marzo de 2008

NO más violencia contra la mujer

Después de haber visto la obra teatral Sopa de muñecas, reflexioné acerca de lo mucho que sufre y ha sufrido la mujer nicaragüense en manos de hombres exageradamente salvajes (en verdad, no encuentro palabras para describir a este tipo de personas). Debo aclarar que en esta obra sólo se ve un caso de agresión, pero en nuestro país existen casos mucho peores.

Como el de esta muchacha, a quien llamaré Yensis Paola. Ella es de El Nisperal, comunidad rural de El Almendro, Río San Juan; actualmente tiene 21 años, desde que tenía diez años era maltratada física y verbalmente por su padre. Su papá les pegaba a todos, incluyendo a su mamá, cada vez que este señor les pegaba lo hacía con manilas, bosaleros, mecate y no lo hacía con tajona de cuero porque según él ésta no dolía.

Yensis Paola tenía un novio, de nombre Sebastián. Ella pensó que con él acabaría toda su pesadilla y por eso decidió escaparse con él. Desafortunadamente, su decisión no fue la correcta, porque en su vida sólo hubo como un traspaso de mando. Su compañero le pegaba, le decía que no la quería porque era pobre y que él se merecía una mujer adinerada, o sea “mejor”.

Yensis Paola expresa que le aguantó todo esto porque pensaba que el comportamiento de Sebastián era pasajero, por lo que estuvo con él nueve meses, los últimos tres meses fueron totalmente violentos, a esto se le agrega que no le permitía que planificara, pero Yensis Paola mantenía y se tomaba las pastillas escondidas de él.
Finalmente su compañero la fue a dejar a la casa de los padres de Yensis Paola, no porque la abandonaba, sino porque él iría a las fiestas patronales de un pueblo cercano y no la podía llevar, a su regreso la iría a traer, sin embargo no regresó.

Por eso Yensis Paola, decidió buscar trabajo y al consultarlo con su padre, éste se enfureció tanto que quería matarla, él la siguió con un machete en la mano por lo que ella corrió y corrió entre potreros, matorrales, pedreros. En la carrera, ella se tropezó y se le dobló el pies, a como pudo se levantó y siguió corriendo hasta llegar donde otros familiares. Ahí la acogieron y le ayudaron a encontrar trabajo, ahora trabaja y se recupera de los traumas ocasionados por su padre y Sebastián.

La mayoría de las muchachas del interior de el Almendro no pueden tener aspiraciones como ir a la universidad, son muy pocas las que lo hacen, no lo hacen simplemente porque no se les da la oportunidad.

La violencia contra las mujeres debe desaparecer, es repugnante escuchar hoy en día expresiones sexistas, como “ella está así porque se lo merece, para qué le gritó, él no tiene culpa ella lo provocó” ¡Qué horror! Tenemos que apoyarnos, todos somos humanos. SOMOS NICARAGUA.

2 comentarios:

Alicita dijo...

fuisre maltratada

Nicaragua dijo...

Salud@s jasmin veo q aportas un granito de arena a esta terrible realidad y es q c, da en todos los estatus sociales, espero que sigas publicando y que esto algun dia c, termine bye.::